Después de un ajetreado día, y cansado, con los músculos doloridos, y relajados después de una ducha, y de una frugal cena, llegaba el momento Zen esperado para encontrarme a mí mismo; un vaso de whisky, y una buena pipa de tabaco escocés.
Es en esos momentos de paz, y de soledad, cuando nos encontramos con nuestro verdadero ser e identidad.
Sílvia, había marchado a la habitación, a tener también su proceso; ver un buen documental, mientras los gatos, ronroneban y buscaban las mil caricias y mimos de ella.
La película era insípida, y los párpados se iban cerrando, a la vez que el cuerpo, intentaba buscar la postura perfecta, que me llevaría al satori ilusorio del momento…
Pero que satori más perfecto, y relajante….
Me desperté, asustado, porque creí que me había caído desde algo, y el cuerpo había hecho un acto reflejo, que llevó a que todo el tabaco, ya quemado apareciese esparcido por el suelo.
- ¡ Mierda ! – exclamé como mantra repetitivo que siempre aflora, en mi caso cuando las cosas no salen como deseo. Otros dicen OM, o namasté… yo no, es cierto, soy muy mundano, vivo en este mundo que le voy hacer.
Con dolor en los huesos, y los músculos atrofiados, fui a por una escoba, limpié el desperdicio, y felinamente fui tumbando mi cuerpo en el sofá hasta poder de nuevo, tomar la postura equilibrada del encuentro con uno mismo.
Imágenes extrañas, y conversaciones con el propio cerebro, que siempre se dan en ese duerme vela, en el que no sabemos si estamos despiertos, o hablamos con seres de otras dimensiones…
Un túnel, verdoso, ahora azulado… ahora tremendamente dorado… empezó a abrirse delante de mi… al igual que cuando Alicia caía sin cesar en esa madriguera que le llevó al país de las maravillas, o los huérfanos se metían para guardar su tristeza en el armario de Narnia.
Tres fogonazo de luz… fuertes, y hasta dolorosos, me hicieron abrir los ojos.
¿En dónde me encontraba?, que era este lugar…
Se mezclaban imágenes, grandes kamidana, y Kamis, iban de un lado para otro, en medio de árboles incorpóreos…
¡ No podía ser !, ahí cerca de lo que parecía un riachuelo, de miel… estaba Él.
Me acerqué sigilosamente, y rocé con mis dedos, parte de su Hakama.
Hola te estaba esperando, soy Onisaburo Deguchi, se bienvenido al mundo Monogatari; en dónde la verdad prevalece, y viven, los dioses que no existen, jajajajaj
Maestro, que decir, ¿Qué hago en este lugar?, he soñado tanto con este momento.
Los sueños, cuando uno menos cree o piensa en ellos, es cuando se dan y suceden…
Estamos juntos, y tenemos toda una noche para hablar y conversar.
Espera que respire y me reponga, si me permites, me gustaría hacerte algunas preguntas, de tantas dudas, y situaciones que hoy suceden en este mundo nuestro…
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