La Asociación de las Naciones Unidas para la Medicina UNMA.
Después de muchas investigaciones en las que se vieron inmersas diferentes universidades, aplicando para ello, una nueva disciplina en la Acupuntura y la Medicina Tradicional Oriental, realizando prácticas con pacientes, en el que se ha visto mejora, en el 100 por cien de los casos, aplicando para ello este nuevo tratamiento, basado en la Teoría y Filosofía del B.W.B, en un profundo estudio analítico de la Naturaleza, su estructura, componentes, Luz Negra, y su conexión inter dimensional en el Espacio Tiempo.
La acupuntura y la física cuántica, en un proceso de regeneración de células, a través del tratamiento de la acupuntura.
Dicho proyecto, ha sido desarrollado por las diferentes personalidades y científicos.
Prof.Gilberto Pauciullo
Prof.Dr.Abdolreza Shahrabi Farahani
Prof.Dr.Jose Manuel Mosquera Castelo
Pr of.Dr.Seyed Vahab Mirsalehi
Prof.Dr.Kazem Mohammadi
Después de muchas investigaciones en las que se vieron inmersas diferentes universidades, aplicando para ello, una nueva disciplina en la Acupuntura y la Medicina Tradicional Oriental, realizando prácticas con pacientes, en el que se ha visto mejora, en el 100 por cien de los casos, aplicando para ello este nuevo tratamiento, basado en la Teoría y Filosofía del B.W.B, en un profundo estudio analítico de la Naturaleza, su estructura, componentes, Luz Negra, y su conexión inter dimensional en el Espacio Tiempo.
La acupuntura y la física cuántica, en un proceso de regeneración de células, a través del tratamiento de la acupuntura.
Dicho proyecto, ha sido desarrollado por las diferentes personalidades y científicos.
Prof.Gilberto Pauciullo
Prof.Dr.Abdolreza Shahrabi Farahani
Prof.Dr.Jose Manuel Mosquera Castelo
Pr of.Dr.Seyed Vahab Mirsalehi
Prof.Dr.Kazem Mohammadi
Prof.Dr.Abdolreza Shahrabi Farahani Presidente de la UNMA y el Prof.Mohammad Zaher Aghbar : Afgkanistan - OFICINA DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA ISLAMICA DE AFGHANISTAN
Del Microcosmos de la Célula al Macrocosmos de la Mente
Durante los primeros tres mil quinientos millones de años de vida en este planeta, la biosfera consistía en una población masiva de organismos unicelulares individuales, tales como bacterias, fermentos, algas y protozoos.
Hace alrededor de 700 millones de años, las células individuales comenzaron a juntarse en colonias multicelulares. La conciencia colectiva adquirida en una comunidad de células era mucho mayor que la conciencia de una célula individual. Como la conciencia es un factor primario en la supervivencia de los organismos, la experiencia comunitaria ofrecía a sus ciudadanos muchas más oportunidades de estar vivas y reproducirse.
Las primeras comunidades de células, al igual que las primeras comunidades humanas, eran clanes básicos de cazadores en los cuales cada miembro de la sociedad ofrecía los mismos servicios para apoyar la supervivencia de la comunidad. Sin embargo, cuando las densidades de ambas comunidades, celular y humana, alcanzaban números más grandes, ya no era más eficiente o efectivo que todos los individuos hicieran el mismo trabajo. En ambos tipos de comunidades, la evolución llevó a los individuos a asumir funciones especializadas.
Por ejemplo, en comunidades humanas, algunos miembros se enfocaban en cazar, otros en las tareas domésticas o en la crianza de un niño. En comunidades celulares, la especialización significaba que algunas células empezaban a diferenciarse de las otras como en el caso de las células del sistema digestivo, las células del corazón, y otras como las células de los músculos.
La mayoría de los billones de células que forman cuerpos tales como los nuestros, no tienen percepción directa del medio ambiente externo. Las células del hígado “ven” lo que sucede en el hígado, pero no saben directamente que es lo que sucede en el mundo fuera de la piel.
La función del cerebro y el sistema nervioso es interpretar los estímulos del medio ambiente y enviar señales a las células que integran y regulan las funciones vitales de los sistemas de los órganos del cuerpo.
La naturaleza exitosa de las comunidades multicelulares permitió (no permitieron) a los cerebros en evolución dedicarles un vasto número de células para catalogar, memorizar e integrar percepciones complejas. La habilidad de recordar y seleccionar entre los millones de experiencias percibidas de la vida provee al cerebro con una base de datos creativa muy poderosa desde la cual puede crear complejos repertorios de comportamiento.
Cuando se ponen en juego, estos programas de comportamiento dotan al organismo con el rasgo característico de la conciencia: el estado de estar despierto y consciente de lo que está sucediendo alrededor suyo.
Muchos científicos prefieren pensar sobre la conciencia en términos de una cualidad digital: un organismo lo tiene o no.
Sin embargo, una evaluación de la evolución de las propiedades biológicas sugiere que la conciencia, como cualquier otra cualidad, evoluciona con el tiempo. Consecuentemente, el carácter de la conciencia se expresaría a sí mismo en forma de diferentes grados de conciencia que van desde sus raíces más simples en organismos primitivos, al carácter único de la conciencia de sí mismo manifestado en los humanos y otros vertebrados más elevados.
La expresión de la conciencia de sí mismo está específicamente asociada a una pequeña adaptación evolutiva en el cerebro conocida como la corteza pre-frontal. Esta es la plataforma neurológica que nos permite darnos cuenta de nuestra identidad personal y experimentar la cualidad de “pensar”. Los monos y organismos menores no expresan conciencia de sí mismos.
Cuando se miran a un espejo, los monos nunca se darán cuenta de que se están mirando a sí mismos; siempre percibirán que la imagen es de otro mono. Por el contrario, chimpancés neurológicamente más avanzados, cuando se miran a un espejo perciben la reflexión del espejo como la imagen de ellos mismos.
Una diferencia importante entre la conciencia del cerebro y la conciencia de sí mismo, de la corteza pre-frontal, es que la conciencia permite que un organismo mida y responda a condiciones inmediatas de su medio ambiente que son importantes en ese momento. Por otro lado, la conciencia de sí mismo permite que el individuo mida las consecuencias de sus acciones con respecto no sólo a como impactan en el momento presente sino también como influirán el futuro.
La conciencia de sí mismo es un complemento evolucionario de la conciencia ya que provee otra plataforma para crear comportamiento: el rol de “sí mismo” en el proceso de tomar decisiones.
Mientras que la conciencia les permite a los organismos participar en la dinámica del “juego” de la vida, la calidad de la conciencia de sí mismo ofrece una oportunidad para ser simultáneamente un observador desde la “audiencia.”
Desde esta perspectiva, la conciencia de sí mismo provee al individuo la opción de la auto-reflexión, revisar y editar la actuación de su personaje. Nos podemos referir a las funciones conscientes y conscientes de sí mismo del cerebro en forma colectiva como la mente.
En lenguaje convencional, nos referimos al mecanismo consciente del cerebro asociado a comportamientos de estimulo-respuesta automatizado como la mente subconsciente o inconsciente, en razón de que sus funciones no requieren ni observación ni atención de la mente consciente de sí misma. Las funciones de la mente subconsciente se desarrollaron mucho antes que la corteza pre-frontal; consecuentemente, puede operar exitosamente un cuerpo y su comportamiento sin ninguna contribución de la mente consciente de sí misma más desarrollada.
La mente subconsciente es un procesador de información asombrosamente poderoso que puede grabar y reproducir experiencias perceptuales (programas). Curiosamente, mucha gente sólo toma consciencia de los comportamientos programados automatizados de la mente subconsciente cuando se dan cuenta de que están involucrados en un comportamiento no deseado como consecuencia de una situación que no es de su agrado.
El poder de la mente subconsciente se basa en su habilidad de procesar cantidades masivas de información, adquirida de las experiencias de aprendizaje directas e indirectas, a una velocidad extraordinaria. Se ha estimado que la masa del cerebro que provee la función subconsciente tiene la habilidad de interpretar y responder a más de 40 millones de impulsos nerviosos por segundo.
Por el contrario, se estima que la diminuta corteza pre-frontal de la mente consciente de sí misma sólo puede procesar alrededor de 40 impulsos nerviosos por segundo.
Como procesador de información, la mente subconsciente es un millón de veces más poderosa que la mente consciente de sí misma.
Como compensación por la gran capacidad de procesamiento, la mente subconsciente expresa sólo una habilidad creativa marginal -una que puede ser comparada a la de un niño precoz de 5 años. En contraste con el libre albedrío ofrecido por la mente consciente, la mente subconsciente expresa primeramente “hábitos” de estímulo-respuesta pregrabados como caminar, vestirse o manejar un automóvil.
Aunque la habilidad de la corteza pre-frontal para cumplir tareas múltiples está físicamente limitada, la mente consciente de sí misma puede enfocarse en cualquier función en el cuerpo humano y controlarla. Hubo un tiempo en que se pensó que algunas de las funciones del cuerpo - como la regulación de los latidos del corazón, la presión sanguínea y la temperatura del cuerpo - estaban más allá del control de la mente consciente de sí misma.
Actualmente está reconocido que los yogis y otros practicantes que entrenan la mente consciente, pueden controlar completamente las funciones que anteriormente eran definidas como comportamiento involuntario.
Los componentes de la mente subconsciente y consciente de sí misma funcionan en conjunto, siendo el subconsciente el que controla cada comportamiento que no es atendido por la mente consciente de sí misma. Rara vez las mentes conscientes de sí mismas de la mayoría de la gente están enfocadas en el momento presente ya que el procesamiento mental salta continuamente de un pensamiento a otro.
La mente consciente de sí misma está tan preocupada con pensamientos sobre el futuro, el pasado, o resolviendo algún problema imaginario, que la mayor parte de nuestras vidas estamos controlados por programas de la mente subconsciente.
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