También la imaginación, el compromiso, la vergüenza y la dignidad humana están de rebajas. No solo los artículos que se exhiben en los escaparates.
Las rebajas se anunciaban como "las mejores del siglo por los descuentos que se ofrecen a causa de la grave crisis económica", el Back Friday.
Pero las mas grandes rebajas, son las del enorme campo de concentración llamado Gaza, sin agua potable, ni pan ni suministro eléctrico siquiera para los hospitales, son del 100%, los humanos han sido rebajados a la condición de números, los niños muertos a la de imágenes para "agobiarnos" en la cena y la comida, y la diplomacia internacional a un baile de máscaras.
Las mentiras se han convertido en razones históricas. No soporto esa falsa moral que equipara indecentemente responsabilidad y sufrimiento. Hamás es una organización política terrorista, (aunque los que militamos en el pacifismo radical nos preguntamos qué hubieran dicho en su día los predicadores radiofónicos y el diario más leído en español a cerca de los y las civiles de Zaragoza que tomaron las armas para defenderse del imperio invasor francés), y Palestina un país. ¿Por qué quieren vendernos que Israel está disparando sólo contra Hamás, organización que alentó contra Al Fatah y a la que empujó a la mayoría palestina para jugar al interés de la guerra?
Esta es una invasión sin límite, consentida por una ONU domesticada y una UE que ha vuelto a bajar la cabeza ante los intereses de los EEUU en crisis. Pero el sufrimiento es palestino y la responsabilidad israelí en primer grado, y mundial en segundo.
El espíritu científico es reciente en el mundo, apenas un par de siglos de historia escrita, mientras que el sentimiento guiado por los instintos es tan viejo como la humanidad. Se recitan conjuros, se inventan prejuicios, profecías y verdades reveladas y en un pis pas mudan en puntales de alguna fe o verdad asumida que convierte a quienes buscan demostraciones y pruebas palpables en evidentes enemigos de la verdad.
Eso hacen la mayor parte de los gobiernos silenciados cuando callan ante el master de nazismo que Israel se ha montado con los dólares de Tío Sam, lo mismos que pagan las indecentes campañas electorales estadounidenses: olvidar el origen del conflicto y las matanzas y conformarse con pedir pasillos humanitarios para entrar en Palestina en lugar de buscar soluciones reales para el futuro, las que permitan la convivencia, el desarrollo económico y la modificación de fronteras ficticias debidas al principio racista que equipara estado con religión e identidad.
Recuerdo una afirmación del presidente Manuel Azaña cuando le tocó lidiar con los nacionalismos en la España de su mandato:
"La identificación étnica que responde a un concepto islámico de la nación y el estado cuyo modo de expresión es el alarido".
Sustituyan islámico por religioso y de ahí al pueblo elegido con derecho a matar con permiso divino solo median unas décadas de historia del siglo XX.
La conciencia es un lujo del pensamiento.
Hay que hacer un esfuerzo intelectual para tenerla, lo cual no significa que el esfuerzo te otorgue siempre la capacidad. Las rebajas en las grandes superficies (no se fíen siempre de lo que les cuenta la publicidad de los porcentajes rebajados) dejan KO a las tiendas de barrio y una falsa euforia consumista en quien se lanza a comprar como quien busca agua en el desierto y encuentra asequible lo que dos semanas antes no podía pagar.
El holocausto palestino (no se fíen de lo que leen y oyen sin saber quien y qué paga el medio en que lo hacen) deja inutilizada la vergüenza que le podía quedar a la raza humana cuando aceptamos la mentira, el asesinato masivo y el silencio cómplice y convierte la mentira en verdad histórica.
¿Cómo era eso de dar una oportunidad a la paz?
Ah perdón, que también está de rebajas. Pues claro que escribo esto con ira. Y yo que quería preguntarme esta semana si alguien se cree que las drogas ilegales entran solas en las prisiones o que los presos de permiso puedan llevarlas en los bolsillos de sus vaqueros junto al tabaco y al mechero cuando vuelven a la prisión.
Como decía Mafalda, la eterna lucha "entre lo urgente y lo importante", mecagüen tó.
JOSE M. MOSQUERA
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